La expresión de Derechos Humanos ha sido usada con otras denominaciones, tales como derechos de la persona humana, derechos individuales, derechos fundamentales, derechos naturales del individuo por citar algunos ejemplos. Todas esas acepciones afines, entrañan semejanzas al afirmar que el ser humano es el sujeto de esos derechos, por causa de ser un individuo de la especie humana.
Las Naciones Unidas señalan que “son normas básicas necesarias para vivir como un ser humano, sin las cuales las personas no pueden sobrevivir ni desarrollarse con dignidad. Son inherentes al ser humano, inalienables y universales, además de ser indivisibles, están mutuamente relacionados y son interdependientes”.
Bajo la premisa anterior sabemos que los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona, sin distinción de raza, sexo, religión, nacionalidad, lugar de residencia, origen étnico o escolaridad. Todos los seres humanos tenemos los mismos derechos por el simple hecho de haber nacido y vivir dentro de una sociedad democrática, sin discriminación alguna.
El conocimiento y respeto de estos derechos resulta indispensable para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente organizada, a sabiendas de que su base se encuentra prevista dentro de la Constitución y en las leyes, por lo tanto deben ser reconocidos y garantizados por el Estado, aunque también pueden observarse dentro de los tratados internacionales, convenios, acuerdos y declaraciones empleados por el Derecho Internacional en materia de derechos humanos, el cual establece las obligaciones que tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de actuar de determinada forma, a fin de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.
Todos estamos obligados a respetar los Derechos Humanos de las demás personas. Sin embargo, según el mandato constitucional, quienes tienen mayor responsabilidad en este sentido son las autoridades gubernamentales, es decir, los hombres y las mujeres que ejercen la función de servidores públicos.
La tarea de proteger los Derechos Humanos representa para el Estado la exigencia de proveer y mantener las condiciones necesarias para que, dentro de una situación de justicia, paz, democracia y libertad, las personas puedan gozar realmente de todos sus derechos. El bienestar común supone que el poder público debe hacer todo lo necesario para que, de manera paulatina, sean superadas la desigualdad, la pobreza y la discriminación.